Dra. Elsy Evelyn Villegas Casares
- Médica cirujana.
- Educadora en diabetes.
- Vocal en la Mesa directiva de la Federación de Educadores en Diabetes de México. A. C.
Todas las personas con intolerancia a los hidratos de carbono o diabetes mellitus tipo 2 (DM2), en las que no existan contraindicaciones médicas, deben incorporar la práctica frecuente de ejercicio físico de intensidad moderada a vigorosa, para mejorar el control de la enfermedad, calidad de vida, disminuir complicaciones y disminuir el riesgo de mortalidad asociada a la diabetes.
La prescripción del ejercicio físico a las personas con diabetes, ha pasado de ser una recomendación a convertirse en una necesidad, pues se ha demostrado científicamente, cada vez de forma más contundente, sus enormes beneficios sobre el control glucémico (Dr. José A. López Cabet, XXXIII Congreso SED, 2022).
Hoy en día se sabe que el ejercicio físico es benéfico en el control metabólico de la diabetes mellitus tipo 2, intolerancia a la glucosa y resistencia a la insulina, independientemente de la historia familiar, del peso y de otros factores de riesgo cardiovascular como el tabaquismo y la hipertensión arterial (American Diabetes Association, 2022).
De acuerdo con el American College of Sport Medicine, la prescripción de ejercicio físico se define como el proceso por el cual se recomienda un régimen de actividad física de manera sistemática e individualizada, según sus necesidades y preferencias, con el fin de obtener los mayores beneficios con los menores riesgos. La prescripción del ejercicio debe incluir cuatro componentes: frecuencia, intensidad, tipo y duración (FITT por sus siglas en inglés).
El ejercicio físico se asocia con disminución del riesgo de desarrollar diabetes mellitus tipo 2; de igual manera se asocia con disminución en los valores porcentuales de la hemoglobina glucosilada, glucosa plasmática y de la tolerancia a la carga de glucosa.
La actividad física de tipo aeróbico produce mejores efectos, permitiendo un aumento en la captación de la glucosa por el músculo esquelético aún durante varias horas en la fase posterior al ejercicio, mientras el glucógeno (reserva de glucosa) es resintetizado, optimizando con ello el desempeño metabólico. Asimismo, los ejercicios aeróbicos y de resistencia, cuando se trabajan combinados, incrementan los niveles del receptor GLUT4, con lo que mejora la resistencia a la insulina y, por tanto, la utilización de glucosa al interior de las células.
Cuando se realiza actividad física de mayor intensidad (del 80% al 90% de la frecuencia cardiaca máxima), los resultados son más efectivos para aumentar la sensibilidad a la insulina, por lo que se recomienda llevar a cabo un ejercicio de intensidad moderada a vigorosa, a menos que existan contraindicaciones para ello. Existe evidencia que, durante la fase aguda de este tipo de entrenamiento, se consume la glucosa circulante dentro de los primeros 10 a 20 minutos, dependiendo de cada organismo y del tipo de actividad.
Se ha demostrado en distintos estudios, que realizar 150 minutos a la semana de ejercicio físico moderado, produce una buena reducción de los niveles de hemoglobina glucosilada y del riesgo de enfermedades cardiovascular, por lo que se recomienda que los adultos que viven con diabetes mellitus tipo 2 realicen, como mínimo, 150 minutos de actividad física de moderada intensidad a la semana, en días alternos. Sin embargo, también se ha demostrado que el uso de la combinación del ejercicio aeróbico y de fuerza muscular, mejora el control glucémico de forma superior a la realización de un solo tipo de ejercicio de forma aislada. (American College of Sports Medicine and American Diabetes Mellitus and Exercise, Sci Sports Exercise 2010); 42(12): 2282-2303
Antes de prescribir un programa de ejercicio, es importante valorar y adecuar el aporte de hidratos de carbono en la dieta de las personas con diabetes, para que no ocurran hipoglucemias o hiperglucemias, si se realiza ejercicio de mediano o alto rendimiento. Un aporte adicional de hidratos de carbono, antes y durante el ejercicio, acompañado de la ingesta de agua natural para la hidratación, son buenas recomendaciones; además de la combinación con la práctica correcta de la automonitorización de la glucosa (American Diabetes Association, 2022).
Quienes viven con diabetes mellitus tipo 1 y 2 y tienen más de 40 años o ya presentan comorbilidades con más de 10 años de evolución, se deben realizar siempre una prueba de esfuerzo y una valoración integral, antes de iniciar con una rutina de ejercicio. Los programas de ejercicio deben ser preferentemente supervisados, incluyendo ejercicio aeróbico en combinación con ejercicio de fuerza muscular (American Diabetes Association, 2022).
REFERENCIAS
American College of Sports Medicine and American Diabetes Mellitus and Exercise (2010). Sci Sports Exercise ; 42(12): 2282-2303.
American Diabetes Association (2022). Standards of Medical Care in Diabetes. The Journal of Clinical and Applied Research and Education,45(1).
Barrios, F. et al. (2021). Prescripción de ejercicio físico por enfermería en pacientes con Hipertensión Arterial y Diabetes. Revista Espacio Universitario, Año 16, No 42 Junio 2021. Recuperado de: https://urseva.urse.edu.mx/index.php/espacio-universitario/numeros-anteriores/espacio-universitario-num-42/
Medscape Noticias Médicas (2022). XXXIII Congreso de la Sociedad Española de Diabetes. Recuperado de: https://espanol.medscape.com/verarticulo/5909044?uac=371386AN&faf=1&sso=true&impID=4258674&src=mkm_latmkt_220520_mscmrk_mdsms_excnws_nl.